miércoles, 10 de octubre de 2007

Ansias de poeta

Infinitas las horas
que pudiera yo darte,
trovador interno.
¡No te dejes
arrastrar por descuidos
que hagan de tu oficio
un pasatiempo!
¡No le niegues a tu ser
el ser eterno!

Despierta tus dedos,
expulsa tus temores,
suéltalos sin recelos
en el viento.

Y en el crepúsculo de tu mirada
anida la pasión,
dale vida, color, soberanía.
Ganas de ser en este mundo
verdadera.

Ofréndale sin reservas
cada lágrima;
las risas de tus hijos
(lirios frescos);
aquel dolor ajeno
del que te incautaste.

Dale tu vida,
¡vive de versos!
Desgarra con el alma
el mundo entero
para que sientas con fervor
lo verdadero.

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