miércoles, 10 de octubre de 2007

Pobrecita

Por un senderito
viene caminando
buscando un destino,
susurrando un canto.

Es una niñita
pequeña y bonita
portando agraciada
sus zapatos rotos.

Moquitos goteando.
De remiendos, ropa,
y, cual un tesoro,
una vieja soga.

Pasa y muchos dicen:
¡Pobrecita niña! ¡Pobre!
¡Pobrecita!

Pero no se fijan
que tú, ¡tienes tanto!
Tienes en tus manos
pobreza y encanto.

Llevas la miseria
con siete letritas.
Como tu calzado,
la tierra que pisas.

Tienes a tu madre
que plancha de día,
y de noche sufre
no darte comida.

¡Pobre!
¡Pobrecita!
¿Sólo eso te dicen?

¿No hay nadie que quite
un poco de todo
lo que a vos te sobra?

Se espantan de verlo.
De ver tus riquezas.
¡Pobre!
¡Pobrecita!

Y aun tras tu cara
y tus sucias mejillas
tenés la simpleza
de ser la más rica:

en tener amigos,
en tener caricias,
en tener un charco
con muchas ranitas.

En correr gallinas
y ver pajaritos.
Poder sonreírte
al son de un: ¡Buen día!

Para vos riqueza
son cosas distintas,
sin hadas ni duendes,
con ángel que cuida.

Tenés la mirada
como dos uvitas
y una sonrisita
como una lunita.

¡Pobre!
¡Pobrecita!

Vos en este mundo
sos rica entre pobres
y pobre entre ricas.

Aquí ya perdimos
tu cara inocente
y hasta tu sonrisa,
y sólo decimos:

¡Pobre!
¡Pobrecita!

Y vos, sin pensarnos,
vivís en tu mundo
de penas y risas.

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